Autora: Lourdes Hernández
Ser emprendedor es la mejor profesión del mundo. El emprendedor es inquieto, curioso, es observador, está dispuesto a dedicar tiempo, esfuerzo y pasión al emprendimiento. Es visionario, logra encontrar el cambio que necesita el cliente.
Al emprender se debe identificar cuál es la motivación. Puede ser la familia, la libertad financiera, darse el gusto de emprender, de lograr algo. Con esa motivación, perseverar, poner ganas, intentar, reinventar, con mucho trabajo de por medio.
Abrir una tienda de barrio no es un emprendimiento, es una microempresa. Para ser un emprendimiento debe incluir innovación, originalidad, esfuerzo, disciplina y sobre todo la creación de algo nuevo.
Las cinco etapas para profesionalizar el emprendimiento son:
1. Educación. El emprendedor no tiene que saber todo sobre su emprendimiento, pero debe capacitarse con libros e información, conocer de cerca historias exitosas y seguir el camino de lo que le inspira. Sí debe tener un sentido del manejo del riesgo, liderazgo y personalidad. Una persona de 23 años puede tener este perfil. Ciertas áreas requieren más conocimiento, por ejemplo, el petróleo.
2. Gestación, o sea, identificar un problema y su solución. Es la búsqueda del tesoro. Es construir las bases de un edificio que están bajo tierra, que son firmes y soportan muchos pisos.
3. Validación del modelo de negocio. Esta etapa es indispensable pero muchos emprendedores se la saltan. Se trata de someter un prototipo al escrutinio, al testeo del mercado antes de su masificación. Solo el fundador va a poder hacer esto, él o ella van a ver si pivotean (dan el giro) o siguen en la misma línea. Aquí no hacen falta detalles, empaques, mercadeo; se prueba con el potencial cliente que puede decir: no me interesa comprar, o, me gustaría con este ajuste. El fundador va y vuelve hasta tener el producto mínimo viable para sacarlo al mercado sin tanto riesgo.
Esto no es sencillo, toma tiempo, no hay libros que garanticen el proceso. Un modelo de negocio sin validar vale 1, validado puede valer mil, cien mil.
4. Ejecutar el modelo de negocio. Por fin llega el gran cambio. El emprendimiento comienza a verse como empresa. Aquí se registra la marca, la propiedad intelectual. Mientras más innovador es el modelo de negocio más se debe aplicar este proceso legal.
5. Internacionalización, es decir ver al mundo como un mercado. Esta última debe nacer del fundador, que sueña en grande y en lejos.
El haber sufrido un alto forzado por la pandemia debe verse como una transición. Un cambio en la forma de hacer negocios. Se puede aplicar la innovación operativa con nueva tecnología, como un sistema de entrega a domicilio, por ejemplo. O una innovación disruptiva total como abrir un nuevo mercado con nuevos productos.
Fuente: Mauricio Morillo, autor del libro EmprendeYa