Autora: María Emilia Romero
En la década de los 30 y 40 años de edad, las personas adquieren una gran trayectoria profesional la cual es directamente proporcional a sus ingresos como sus gastos. Es en esta etapa donde el ahorro debe ser más estricto y puesto en práctica.
Tanto para hombres y mujeres en esta etapa la independencia familiar y económica es una realidad, por lo que las responsabilidades y deudas reflejadas mediante las cuotas para adquirir un departamento o casa y los gastos en servicios básicos como agua, luz, teléfono e internet están presentes.
Es importante generar conciencia y reflexionar antes de comprar algún producto realizándonos la pregunta ¿Es necesario? ¿Es útil? De esta manera se evitarán gastos innecesarios, que muchas veces responden a comportamientos compulsivos, es decir, comprar por comprar.
Ante esta situación es importante canalizar tu dinero a través de métodos de inversión, por ejemplo, fondos de inversión, pólizas de seguro, o adquirir nuevos métodos de ingreso que te permitirán incrementar tu presupuesto.
Además de destinar y planificar el ahorro, entre tus 30 y 40 años de edad, es indispensable que hayas empezado con una planificación que involucre tu jubilación para garantizar un nivel de vida digno para tu etapa del retiro, ya que cada vez estás más cerca –en el Ecuador la edad promedio para retirarse es a partir de los 60 años-.
Dado que, en la mayoría de personas las cargas familiares están presentes, sea porque tienes hijos pequeños o adolescentes, es importante que pienses y asegures su futuro en cuanto a educación, salud, bienestar y calidad de vida.